El más adverso de los pronósticos oficiales, confeccionado por Finanzas a finales de diciembre pasado y sin publicar hasta la fecha, prevé que los precios del crudo bajen a un promedio anual de $60 en 2015 y remonten hasta $70 en 2017, escenario que haría a la economía rusa contraerse un 4%. El Gobierno aún parte de $80 el barril en sus proyectos presupuestarios.
Fuera del sector público tampoco se esperaban que los precios descendieran a los niveles. de ahora Treinta analistas consultados por Reuters a finales de diciembre coincidieron en que el petróleo de la marca Brent no bajaría de un promedio de $74 el barril.
La economía de Rusia está a un paso del grado de no inversión, según las principales calificadoras, y una revisión de los pronósticos le augura conmociones más fuertes que la recesión moderada prevista por el Banco Central y Finanzas en los escenarios de estrés para 2015.
Dmitri Polevoy, analista de ING Eurasia, estima que un nivel de $60 el barril implicaría este año un recorte del 5% en el PIB de Rusia, y si el precio bajara a $50, la economía podría retroceder un 7% como mínimo, aunque por ahora nadie se anima a considerar seriamente tal escenario.
También Yulia Tsepliáeva, del Centro de estudios macroeconómicos de Sberbank, opina que "con $50 el barril todo empeora drásticamente, los problemas empiezan a acumularse como una bola de nieve y el Gobierno se queda sin dinero en muy poco tiempo".
Difícilmente habrá comentarios y, menos, decisiones apresuradas por parte del Gobierno y de la Administración Presidencial, señala el periódico. Por un lado, el reciente desplome podría ser provisional, aparte de que tanto el Fondo de Reserva como la ejecución de contratos petroleros de finales de 2014 a precios antiguos son una garantía contra el colapso presupuestario, al menos en el primer trimestre de 2015.
Por otro lado, si los precios del crudo se estabilizan a un nivel de $40-50 el barril o menos, Rusia se verá obligada a cambiar radicalmente sus prioridades presupuestarias.