La confrontación en Ucrania se ha transformado en guerra civil, con combates sangrientos y numerosas víctimas. Los últimos acontecimientos en el este y en la ciudad de Odesa han dividido el país en dos bandos enemigos privando de sentido las futuras elecciones fijadas para el 25 de mayo, escribe Kommersant.
La operación “antiterrorista” lanzada el 2 de mayo contra el este destruyó el frágil equilibrio entre las autoridades y los partidarios de la federalización en Ucrania. Kiev anunció su intención de ir hasta el final y someter las regiones orientales por la fuerza.
Los bandos publican datos contradictorios sobre el número de víctimas: según la versión oficial no hubo muertos entre civiles mientras que los federalistas hablan de decenas de fallecidos y heridos.
El conflicto se va extendiendo por el este de Ucrania y cada una de las partes ensalza sus éxitos. Sin embargo, el domingo quedó claro que la operación fracasó. Los federalistas no solo consiguieron resistir sino incluso lanzaron una contraofensiva para restablecer el control sobre los puntos estratégicos.
La tragedia de Odesa, donde los enfrentamientos acabaron con un incendio y se saldaron con 46 muertos, marcó el punto de inflexión en el conflicto dividiendo aún más el país.
Los políticos y los medios ucranianos intentan convencer a los habitantes de que la operación, lanzada contra los federalistas que aspiran a “frustrar las elecciones y escindir el país”, no tiene alternativa. Kiev, que está perdiendo vertiginosamente todo control sobre la situación en el este, considera imposible la cancelación o el aplazamiento de los comicios. Pese a la secesión del país, la legitimidad de la futura votación no se pone en duda.
Sin embargo, los acontecimientos que vive Ucrania restan importancia a los futuros comicios ya que es probable que no contribuyan en absoluto para paliar el conflicto ni eliminar la amenaza de que el país se desintegre.
