La abundancia de conferencias y reuniones con la participación del presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Sochi hace pensar que la ciudad se está convirtiendo en la tercera capital rusa, después de Moscú y San Petersburgo, escribe Vedomosti.
En efecto, además de los Juegos, Sochi presenciará varios encuentros bilaterales entre Putin y líderes mundiales. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, no descartó incluso que el presidente ruso se reúna con su homólogo georgiano, Gueorgui Margvelashvili, pese a que el Ministerio de Exteriores de Georgia había anunciado que el mandatario del país no viajaría a Sochi.
También acudirán a Sochi varios miembros del Gabinete y diputados rusos que celebrarán reuniones de trabajo durante los Juegos.
En julio Sochi volverá a ser centro de política mundial al acoger una cumbre del G8 adonde acudirán los líderes de Alemania, Canadá, EEUU, Francia y Reino Unido que no asistirán a los Juegos.
El politólogo Evgueni Minchenko indica que es evidente que a Putin le gusta Sochi: suele pasar en la ciudad tanto tiempo como en Moscú. Además varios funcionarios ya han adquirido bienes inmuebles en la región mientras que para los agentes de los servicios secretos o los militares que tienen restringida la salida al extranjero el clima subtropical del mar Negro la convierte en su principal balneario.
El amor de Putin para Sochi parece ser heredado de los tiempos soviéticos cuando las vacaciones en el mar Negro se consideraban prestigiosas.
