"El hecho de que combatientes de grupos armados ilegales estén presentes en una zona de conflicto es un gran peligro y motivo de profunda preocupación de Rusia", dijo a la prensa.
Peskov contestó así a la pregunta de si Rusia pensaba lanzar en Karabaj —debido a la presencia de mercenarios sirios— una operación antiterrorista como fue en Siria.
El presidente de Siria, Bashar Asad, había comentado en una entrevista con Sputnik que grupos de radicales estaban trasladándose desde Siria a Nagorno Karabaj y que Turquía utiliza terroristas sirios y de otros países en esa república rebelde.
Además, Asad acusó al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de ser el promotor de la nueva espiral del conflicto en Karabaj.
También el director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR, por sus siglas en ruso), Serguéi Narishkin, había declarado que mercenarios de Oriente Medio estaban dirigiéndose a Nagorno Karabaj y se trataba ya de miles de radicales.
Las pruebas ausentes de París
A su vez, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíyev, declaró que París no presentó pruebas del traslado de mercenarios a la autoproclamada república de Nagorno Karabaj.
"Han pasado ya 10 días pero no hemos recibido pruebas por parte de Francia", dijo Aliyev en una entrevista con la cadena CNN Turk.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, comentó días atrás que París tenía información de que integrantes de grupos armados eran trasladados de Siria a Nagorno Karabaj para participar en combates en esta república rebelde.
El mandatario azerbaiyano comentó que Francia, como uno de los países mediadores en el conflicto de Karabaj, debía ser "más responsable y neutral" en esa labor.
Ambos bandos, que se acusan de haber desatado esta espiral bélica sin precedentes desde la guerra de 1992-1994, ordenaron movilización de reservistas, impusieron ley marcial y sostienen combates con el uso de blindados, artillería, aviación y sistemas de misiles a lo largo de la línea que separa a sus tropas.
Bakú perdió el control de Karabaj y siete distritos adyacentes tras la escalada de las hostilidades que tuvo lugar a principios de los 90 del pasado siglo.
Azerbaiyán insiste en recuperar su integridad territorial, mientras que Armenia defiende los intereses de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, que no es parte de las negociaciones.