"Se le expresó una enérgica protesta al embajador por las acusaciones infundadas y ultimátums contra Rusia presentados por parte del Gobierno federal de Alemania en el contexto de la enfermedad y la hospitalización del ciudadano ruso Alexéi Navalni, así como por el evidente uso de Berlín de la situación como pretexto para desacreditar a nuestro país en la escena internacional", dice el comunicado de la Cancillería.
El Ministerio volvió a instar a Berlín a proporcionar una respuesta detallada a la solicitud oficial de la Fiscalía rusa con todos los datos médicos incluidos los biomateriales, los resultados de exámenes y muestras de prueba de Navalni.
"Toda la responsabilidad de las consecuencias de tal política recaerá en el Gobierno federal de Alemania y sus aliados en la OTAN y la Unión Europea", advirtió la Cancillería.
El opositor ruso Navalni fue trasladado a Berlín desde Rusia el 22 de agosto después de pasar dos días en un hospital de la ciudad de Omsk, donde fue ingresado tras perder el conocimiento durante un vuelo procedente de la ciudad de Tomsk.
El hospital de Omsk le indujo en un coma y sospechando que fue envenenado le trató con atropina, medicamento que sirve como antídoto para los agentes nerviosos. Sin embargo, luego los médicos de Omsk se retractaron de su versión inicial y le diagnosticaron un trastorno metabólico.
Por su parte, el hospital universitario Charité-Universitätsmedizin de Berlín, donde recibe tratamiento Navalni, afirmó que los síntomas del opositor apuntan a que fue envenenado con una sustancia del grupo de inhibidores de colinesterasa, que es una enzima vital para el funcionamiento normal del sistema nervioso.
Desde Moscú tildaron de infundadas las declaraciones alemanas sobre lo ocurrido con Navalni y dijeron que esperan las respuestas oficiales a las solicitudes enviadas a Berlín.
El 7 de septiembre la clínica Charité informó que Navalni fue sacado del coma inducido y responde a los estímulos verbales.