"Todo apunta a que Minsk no solo dejará de ser plataforma de conversaciones sino que perderá también la oportunidad de influir en el proceso negociador sobre Donbás", dijo Morózov.
Al margen de la alianza con Moscú, a juicio del senador, Minsk "no hace falta a nadie" en este proceso.
Según Morózov, "a Bielorrusia le esperan, al parecer, tiempos difíciles, a menos, claro, que su presidente entre en razón, retome una retórica normal en relación con Rusia y deje de jugar la carta ucraniana en contra de ella".
El 5 de agosto, los presidentes de Ucrania y Bielorrusia abordaron por teléfono la posible extradición de varios paramilitares de la empresa de seguridad privada rusa Wagner, detenidos en territorio bielorruso, a Ucrania, por su historial de participación en las hostilidades en Donbás.
Según algunos medios, se trata de personas que poseen nacionalidad ucraniana, aunque el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, insistió en que "son ciudadanos de Rusia". "No reconocemos su nacionalidad ucraniana", afirmó Peskov.
Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política al conflicto, pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia, cuyo resultado la ONU estima en unos 13.000 muertos.
Las negociaciones a cuatro bandas entre Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, conocidas como el cuarteto de Normandía, han sido junto el Grupo de Contacto Trilateral (Rusia, Ucrania y la OSCE), que se reúne en Minsk, la principal plataforma de consultas para buscar una solución política al conflicto en el este ucraniano.