En una rueda de prensa la diplomática rusa apuntó que la sesión del Consejo de DDHH de la ONU "demostró la incapacidad de países occidentales, economías desarrolladas, de mostrar solidaridad y ponerse por encima de sus objetivos coyunturales ante los desafíos tan globales como el del COVID-19".
"En vez de ello optaron por confrontación. Como resultado, [se pudo ver] una politización extrema y un carácter emocional de las discusiones sobre la situación en Filipinas, Venezuela, Eritrea, Bielorrusia, Birmania, Nicaragua y Burundi", dijo.
La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso indicó que el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU "volvió a estampar las resoluciones sobre los derechos humanos en Siria y Eritrea", mientras que esos documentos, subrayó, "llevan mucho tiempo sin tener relación alguna con la situación real sobre el terreno".
Durante el 44 período de sesiones del Consejo de DDHH de la ONU la alta comisionada para los derechos humanos de la organización, Michelle Bachelet, presentó un informe que devela presuntas graves violaciones a los derechos humanos en Venezuela. En particular, la alta comisionada aseguró que los trabajadores en el Arco Minero del Orinoco, en el sur del país, están sometidos a graves abusos y violencia que han causado al menos 149 muertos desde 2016.
El Gobierno de Venezuela rechazó el informe al considerarlo como una imposición a ese Estado soberano.