María Zajárova aseveró que las características de lo ocurrido en Bolivia son muy similares a las de Ucrania de hace más de una década.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia recordó las supuestas "serias irregularidades" en el proceso electoral, seguidas de acusaciones de fraude, en los comicios del 20 de octubre, que hicieron en ese entonces que el Gobierno boliviano pidiera a la Organización de Estados Americanos (OEA) realizar una auditoría para verificar dichas denuncias.
"Pasó más de un mes y hasta la fecha la OEA no tiene un informe final sobre los resultados de la auditoría que se realizó al proceso electoral. Es decir, ya se tomó la decisión de eliminar al candidato presidencial y los motivos hasta el momento se desconocen", escribió Zajárova.
La diplomática también se refirió a la intervención del secretario general de la OEA durante la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA del 13 de noviembre en Washington.
Además, aseguró que, de acuerdo con la información del director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), Alfredo Serrano, la evaluación de la OEA al proceso electoral no tiene ni una sola prueba que pueda corroborar las acusaciones de irregularidades durante los comicios en Bolivia.
Bolivia y EEUU mejoran sus relaciones
La portavoz de la Cancillería rusa también calificó de "curioso" que, en tan pocos días de dirigir a Bolivia, la "presidenta en funciones", Jeanine Áñez, contrariamente a sus anteriores declaraciones, anuncie su intención de restablecer plenamente las relaciones diplomáticas con EEUU y decida enviar un embajador a Washington.
"Todo esto sucede y rebasa las competencias de un Gobierno transitorio al decidir expulsar al personal diplomático de la Embajada de Venezuela, reconocer a Juan Guaidó como presidente interino e invitar a sus representantes a ocupar la sede diplomática en La Paz, la salida del bloque del ALBA y el inicio del procedimiento para su salida de Unasur", escribió Zajárova.
Evo Morales hace 10 años había declarado al embajador de EEUU en Bolivia de ese entonces, Philip Goldberg, persona non grata, acusándolo de conspiración contra su Administración, pero, según la portavoz de la Cancillería rusa, esto no salvó a Bolivia de la intervención de Washington y la implementación de un escenario elaborado.