"Sí, estamos interesados en mantener nuestra presencia en Siria, es uno de los puntos del apoyo logístico de Tartus y la base aérea de Hmeymim", dijo el canciller, agregando que para ello existe "el pleno consentimiento de las autoridades legítimas de un Estado miembro de la ONU".
Lavrov resaltó que la presencia rusa no significará "un pretexto para imponer algo u obligar a alguien a actuar de acuerdo con nuestros gustos".
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto en el que las fuerzas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y facciones terroristas.
El 30 de septiembre de 2015 la aviación rusa empezó a bombardear las posiciones terroristas en Siria. En la operación tomaron parte más de 63.000 militares rusos y se efectuaron más de 45.000 vuelos de combate y se probaron 300 unidades de material bélico.
La base aérea de Hmeymim, que se encuentra en el noroeste de la provincia de Latakia, acogió los aviones militares rusos.
En diciembre de 2017, Rusia anunció la derrota definitiva de ISIS (grupo terrorista prohibido en Rusia) en el país árabe.
Actualmente las autoridades sirias se centran en la búsqueda de una solución política a la crisis y el retorno de los refugiados.