Tan solo cuatro meses antes de las elecciones primarias en Argentina, todavía no se terminan de definir los candidatos a presidente de las principales fuerzas políticas, más allá del primer mandatario, que busca su continuidad.
Además, el oficialismo todavía no elige candidato a vicepresidente, debatiéndose todavía entre elegir a alguien cercano del propio partido (Propuesta Republicana, Pro) o abrirle la puerta a alguna figura de la Unión Cívica Radical (UCR), que conforma la alianza a nivel nacional.
La oposición está conformada con mayor peso por distintas corrientes del peronismo, que cuenta con dos bandos marcados, uno dialoguista con Cristina Fernández de Kirchner y que aspira a conquistar a sus votantes cautivos, y otro que rechaza con vehemencia a la ex presidenta y actual senadora, quien mantiene un bajo perfil mediático y aún no define si se lanzará a la carrera por el Poder Ejecutivo.
"Cristina sigue operando su estrategia política en la cual con el silencio busca reducir su nivel de rechazo para la segunda vuelta. Mientras tanto, la incertidumbre electoral hace que las 12 causas que tiene en la Justicia federal avancen más lentamente. De las cinco que están en condiciones de ser elevadas a juicio, sólo una tenía fecha para iniciarlo a fines de mayo y ahora volvería a postergarse", respondió a Sputnik el analista político Rosendo Fraga.
Pero todas los sondeos afirman que ninguno de los dos tiene chances de ganar una segunda vuelta ante otro candidato, lo que resulta en la proliferación de figuras dentro del peronismo alistados para jugar esa carta.
Son tres los principales aspirantes del peronismo con puntos en común con el kirchnerismo que pretenden representarlo en caso de que la expresidenta decida no participar de la contienda o que esté abierta a una interna. En primer lugar se encuentra Agustín Rossi, jefe de la bancada del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados, probablemente el único fiel a Cristina y el único en el que la senadora confía.
También están los diputados Felipe Solá, quien lanzó su candidatura con el apoyo del Movimiento Evita, y Daniel Scioli, ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, quien perdió las elecciones frente a Macri en 2015.
Dentro de este peronismo coloquialmente llamado "anti-k" se encuentran tres figuras de peso que ya se han pronunciado como interesados en participar. El senador Miguel Ángel Pichetto, el gobernador de la provincia de Salta, Juan Manuel Urtubey, y el ex diputado Sergio Massa.
Como cuarto integrante está el economista Roberto Lavagna, quien tomó distancia de Massa y aún no define su candidatura por no lograr consolidar una fuerza de concertación entre miembros del peronismo, el socialismo y la UCR. El empresario mediático Marcelo Tinelli es el comodín en este movimiento: se ha reunido con todos pero su función y posible integración y participación son una gran incógnita.
"La semana pasada se oficializó el distanciamiento de Lavagna y Massa, mientras que el PJ anti-k crece en las encuestas pero no logra organizarse. Lavagna se ha perfilado como el mejor candidato para el 'tercer espacio' pero todavía tiene que resolver su organización política nacional", analizó Fraga.
Lavagna tiene el apoyo de parte del sindicalismo menos combativo y encabeza las encuestas ante un eventual ballotage frente a Macri, si Fernández de Kirchner no se presentara.