"Venezuela espera que la Unión Europea recupere el equilibrio y reconsidere sus posiciones de permanente interferencia en nuestros asuntos internos, su clara alineación con la estrategia de agresión de Washington y su apoyo a los actos inconstitucionales de la oposición extremista", escribió el canciller Jorge Arreaza en su cuenta de Twitter.
El Gobierno de Nicolás Maduro declaró el 6 de marzo a Kriener persona no grata, y le dio 48 para abandonar el país, acusándolo de injerencismo.
Esta decisión fue calificada de "incomprensible" por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, advirtiendo que esta acción no favorece a la distensión en Venezuela.
La crisis en el país caribeño se agravó desde el 23 de enero, cuando el diputado opositor Juan Guaidó se autoproclamó "presidente encargado" de la nación, apelando a un artículo de la Constitución que prevé la figura en caso de que exista un vacío de poder, pero no bajo el argumento de "usurpación del cargo", como alegó.
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Kriener ha participado junto a otros embajadores europeos en diversas reuniones con Guaidó e incluso fue a recibir al parlamentario en el aeropuerto internacional Simón Bolívar (estado Vargas, norte), cuando se preveía que podría resultar detenido por haber salido del país, pese a una medida cautelar que se lo prohibía.
Guaidó fue reconocido de inmediato por los EEUU, a los que se sumaron unos 50 países.
Rusia, China, Cuba, Bolivia, Irán y Turquía, entre otros países, siguen apoyando al Gobierno de Maduro.
México y Uruguay se negaron a reconocer a Guaidó, se declararon neutrales y propusieron un diálogo entre las partes para superar la crisis.