"Creo que el término diplomático que podemos usar es sincero intercambio de opiniones", respondió Hunt a la cadena televisiva Sky News al ser preguntado de los detalles del encuentro.
Sin embargo, destacó que la conversación fue "bastante dura porque es inaceptable que Rusia ordene a dos agentes [de inteligencia] del GRU que usen armas químicas en el territorio británico".
Hunt responsabilizó a Rusia del incidente en Salisbury al añadir que tras la muerte de otro exespía ruso Alexandr Litvinenko –envenenado con polonio en el Reino Unido en 2006 y cuyos asesinos todavía no han sido identificados–, Moscú "siente su impunidad" pero esta vez Londres reaccionó de otra manera.
Por lo cual, el canciller británico dijo que le había comentado a Lavrov que países como Rusia y el Reino Unido deben colaborar para la paz en todo el mundo pero cuando "uno envía sus militares para usar armas químicas en las calles del otro, es algo que no puede pasar y hacerlo es un error".
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Hunt destacó que, efectivamente, la situación en torno a Salisbury afecta las relaciones bilaterales pero descartó que se degenere en una guerra.
Londres responsabiliza a Moscú de estar detrás del envenenamiento de los Skripal y afirmó que la sustancia implicada fue supuestamente desarrollada por Rusia.
Moscú, por su parte, rechaza todas las acusaciones.
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El pasado 5 de septiembre, la Fiscalía británica imputó a dos nacionales de Rusia, Alexandr Petrov y Ruslán Boshírov, en relación con lo ocurrido en Salisbury.
La víspera el proyecto británico de investigación periodística Bellingcat, que ya ha sido acusado de tergiversar datos, comunicó que Ruslán Boshírov, es "en realidad" un coronel de la Dirección General de Inteligencia de Rusia (GRU) y se llama Anatoli Chepiga.
La Cancillería rusa declaró al respecto que es "una nueva porción de noticias falsas".