"Jugar con fuego es una estupidez, pues podría resultar peligroso", advirtió Riabkov en una declaración publicada este 21 de septiembre en el sitio web de la Cancillería rusa.
El último paquete de restricciones ya es el número 60 desde 2011, lo que lleva a pensar que las sanciones contra Rusia son para EEUU "una especie de pasatiempos nacional".
Las múltiples listas negras, según Riabkov, empiezan a duplicar una a la otra y evidencian que las sanciones no surten efecto.
"Está a la vista el prurito de políticos estadounidenses, muchos de los cuales, presas del concepto de su propia excepcionalidad, esperan imponerle sus condiciones a Rusia con un poquito más de presión. Nunca y nadie lo va a conseguir", subrayó el viceministro.
Entre los 27 particulares y 6 empresas que figuran en la nueva lista están "la compañía militar privada Wagner", a la que Occidente acusa de reclutar mercenarios, la planta aeronáutica de Komsomolsk del Amur (Knaapo) que fabrica, entre otros productos, los aviones Sukhoi, así como tres compañías del empresario Evgueni Prigozhin (Agencia de Investigaciones de Internet, Concord Management and Consulting y Concord Catering) y varios individuos supuestamente implicados en los intentos de interferir en las elecciones estadounidenses.
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Estados Unidos aprobó la Caatsa en agosto de 2017, en respuesta a la supuesta injerencia rusa en las elecciones nacionales de 2016.
Rusia ha negado las acusaciones, a las que tildó de "absurdas".