El Gobierno de Donald Trump "adoptó otra serie de sanciones ilegítimas e injustas contra Rusia; parece como si los políticos locales tuvieran un ansia por demoler las bases fundamentales de las relaciones bilaterales, sobre las que descansan la seguridad mundial", reza el texto.
Este 27 de agosto entraron en vigor una serie de nuevas sanciones estadounidenses contra Moscú por su presunto involucramiento en el envenenamiento del doble agente Serguéi Srkipan y su hija Yullia, algo que el Gobierno ruso rechaza tajantemente.
Quedan fuera de las sanciones las exportaciones necesarias para la cooperación espacial y para los lanzamientos espaciales comerciales, así como la producción necesaria para la seguridad de los vuelos de la aviación civil. También son posibles otras excepciones individuales.
Las sanciones también contemplan la "negación a Rusia de cualquier crédito, garantía de crédito u otra asistencia financiera por parte de cualquier departamento, agencia o dependencia del Gobierno de Estados Unidos, incluido el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos".
A inicios de marzo pasado, Serguéi Skripal, exoficial de la inteligencia militar rusa, reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron atacados con un agente de acción neuroparalizante en la ciudad británica de Salisbury.
Londres afirma que el Estado ruso está detrás del envenenamiento de los Skripal, acusación que Moscú rechaza.
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Pese a que Serguéi y Yulia Skripal llevan ya varios meses con el alta médica, su paradero se desconoce, mientras Londres ignora todas las propuestas de Moscú de investigar conjuntamente el ataque en Salisbury.