Decenas de agentes ilegales y sus informantes fueron encarcelados o ejecutados. En Washington calificaron la operación como uno de los mayores fracasos de la CIA en las últimas décadas, escribe Foreign Policy.
Los datos provenían directamente de círculos del poder, a donde los estadounidenses lograron infiltrar a sus agentes. Algunos de los informantes eran funcionarios desilusionados con un Estado plagado de corrupción o simplemente comprados.
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Pero el flujo de inteligencia relacionada con China comenzó a secarse, y en 2011 la sede de la CIA se dio cuenta de que tenía un grave problema: sus fuentes de información estaban desapareciendo una a una.
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¿Traición o 'hacking'?
La segunda versión sería confirmada por la velocidad y precisión con la que los servicios de seguridad chinos destapaban a los informantes estadounidenses. Además, ninguna persona en EEUU, por alto que fuera su nivel de acceso a la información clasificada, podía tener información sobre todos los agentes que China estaba cazando tan exitosamente.
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Pérdida de olfato
Los agentes en Pekín casi no cambiaban sus rutas y movimiento y mantenían citas secretas en los mismos lugares. Algunos agentes de EEUU hablaban con sus informadores en restaurantes que estaban bajo la vigilancia de los servicios especiales, con micrófonos en las mesas y los camareros trabajando en contrainteligencia.
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Además, el sistema de comunicación secreta de la CIA, el Covcom, según los expertos era muy primitivo y también estaba conectado a internet. De hecho, era una copia del sistema que se usaba en Oriente Medio, donde su uso era mucho menos peligroso. Además, la capacidad de los piratas informáticos chinos fue totalmente subestimada.
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Supuestos topos
Desde China le llegaban regalos caros y dinero, pero Claiborne no admitió su culpa y tampoco lograron demostrar que había actuado como un topo durante la investigación.
En enero de 2018, Jerry Chun Shing Lee, de 53 años, fue detenido en el aeropuerto de Nueva York, pero se repitió la misma situación que con Claiborne y finalmente no pudo probarse su culpabilidad.
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Consecuencias dramáticas
La CIA está particularmente preocupada por si Pekín ha compartido información, así como el acceso a Covcom, con Moscú. Justo cuando la red de inteligencia estadounidense colapsó en China varios agentes que trabajaban en Rusia también cortaron la comunicación.
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En cualquier caso, el fracaso es catastrófico. Washington reconoce que la restauración de la red destruida tomará años o incluso podría llegar a ser imposible.