"Ankara afirma que acordó comprar los sistemas rusos S-400, lo que podría conducir a sanciones bajo el Artículo 231 de la CAATSA y afectar negativamente a la participación de Turquía en el programa F-35 (avión de combate de quinta generación)", especificó.
"Yendo más allá, nuestro objetivo es enlistar a Turquía como un aliado más activo para apoyar el proceso de Ginebra, la derrota del ISIS (Estado Islámico, como se autoproclama el grupo terrorista Daesh) y la estabilización duradera en Siria, además de un factor a largo plazo para frustrar la expansión de Rusia e Irán, como se describe en las Estrategias de Seguridad Nacional y Defensa Nacional", afirmó Mitchell.
Representantes de Rusia y Turquía firmaron en diciembre de 2017 en Ankara un acuerdo crediticio sobre los suministros de S-400.
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Según la secretaría del Ministerio de Industrias de Defensa de Turquía, Ankara adquirirá dos baterías S-400 que manejarán militares turcos.
Las partes acordaron establecer cooperación en materia de tecnologías con el fin de organizar la fabricación de misiles de defensa antiaérea en Turquía.