"Eso no significa que todos los contactos deban ser suspendidos, y todas las relaciones detenidas (…), pues creo que muchos en Rusia admiran a Reino Unido", aseguró el ministro británico.
El 4 de marzo el exespía ruso Skripal, residente en el Reino Unido, y su hija Yulia fueron hallados inconscientes cerca de un centro comercial en la ciudad de Salisbury.
La semana pasada, la primera ministra británica, Theresa May, responsabilizó a Moscú de lo ocurrido en Salisbury —que calificó de intento de asesinato— y anunció, como represalia, la expulsión de 23 diplomáticos rusos y la cancelación de todos los contactos de alto nivel entre ambos países.
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Moscú, que rechazó todas las acusaciones por infundadas, exigió en respuesta la salida de 23 empleados de la Embajada británica, además de anunciar el cierre del consulado británico en San Petersburgo y de la oficina del British Council en Moscú.