En su comunicado tacharon el envenenamiento de Skripal de "un ataque a la soberanía de Reino Unido".
"Rusia, en particular, debería desvelar completamente el programa Novichok a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ)", señala la nota.
Los cuatro aliados advierten que el incidente con los Skripal "amenaza la seguridad de todos nosotros".
El Ejecutivo de Theresa May obtiene así el voto de confianza de sus todavía socios europeos y de EEUU en su pulso con el Kremlin.
"Compartimos la valoración de Reino Unido de que no hay explicación alternativa posible", afirman en relación con el dictamen de que es "muy probable que Rusia sea la responsable del ataque".
Los cuatro aliados coinciden en enmarcar el grave incidente de Salisbury en la "pauta de actitud irresponsable de Rusia" del pasado.
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Skripal, exagente del servicio secreto británico MI6, y su hija de 33 años fueron encontrados inconscientes cerca de un centro comercial en Salisbury, en el condado de Wiltshire, supuestamente envenenados con un agente nervioso.
El Ministerio de Exteriores de Rusia rechazó las imputaciones británicas y a través de la embajada en Londres instó al Gobierno de Theresa May a realizar una investigación conjunta.
May de hecho ignoró la solicitud y ordenó expulsar a 23 diplomáticos rusos.
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Skripal fue reclutado por la agencia británica de espionaje MI6 cuando servía en el Ejército ruso en los años 1990.
El presidente de la Cámara baja rusa, Viacheslav Volodin, responsabilizó del envenenamiento a las autoridades británicas.
El legislador recordó los casos de Alexandr Litvinenko y el magnate Borís Berezovski, otros dos rusos huidos que murieron en Reino Unido en circunstancias misteriosas.
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En el mismo condado en el que fueron envenenados Skripal y su hija se ubica uno de los laboratorios más secretos del Reino Unido en el que se desarrollaron agentes tóxicos durante la Guerra Fría.