Las corporaciones del gigante asiático compran empresas de distintos sectores en el territorio de Estados Unidos, lo que garantiza la presencia china en diferentes ámbitos, como el de la energía, el del entretenimiento o el sector aéreo.
En lo que se refiere al sector financiero, la fundación de intercambios chino-estadounidense logró establecer alianzas con las instituciones más influyentes de Estados Unidos, incluyendo el Podesta Group.
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Las compañías estadounidenses no suelen oponerse a la actividad del Ejecutivo chino y no se enfrentan a su política. No obstante, algunos periodistas han dado la voz de alerta ante "la excesiva influencia" de Pekín. Al mismo tiempo, otros especulan con que la preocupación por la presunta injerencia representa por sí sola un producto de los medios oficiales chinos.
El mayor objetivo de la presunta "propaganda china" no consiste en divulgar información favorable al Gobierno, sino en imponer el control sobre los medios, según teoriza el científico John Fitzgerald, citado por el medio.
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WND destaca también que en Australia y Nueva Zelanda —los principales objetivos geopolíticos de China— la situación relacionada con la influencia de Pekín ha ido mucho más lejos en comparación con EEUU.