"Donald Trump llegó al poder con la intención de mejorar los vínculos bilaterales. Estoy seguro de que el presidente de EEUU no ha desistido de su propósito, aunque no ha podido poner en práctica estos planes. Ante todo, porque la relación entre las dos partes es un rehén de las pugnas políticas internas en EEUU y, como resultado, ha continuado deteriorando a lo largo del año", dijo Antónov.
Antónov mencionó también el embargo de mansiones diplomáticas, con registros y retirada de banderas en estos inmuebles, así como el menoscabo de los medios de comunicación rusos, a los que obligaron a inscribirse en calidad de agente extranjero.
"Todas estas acciones, sin dudas, siguieron destruyendo la base de la cooperación entre Rusia y EEUU", constató.
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El embajador afirmó que Rusia rechaza los intentos de presión y responde de forma contundente a acciones inamistosas.
"Al mismo tiempo, la parte rusa no busca una escalada del antagonismo y está dispuesta a trabajar para el saneamiento del diálogo bilateral", dijo.
La única manera de lograrlo, añadió, es "construyendo la relación sobre una base de igualdad y respeto mutuo".
Rusia vs. Occidente en 2018: las predicciones de Stratfor https://t.co/B39HSCI1JM
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 10 декабря 2017 г.
Añadió que EEUU persevera en sus acciones ilegales respecto a varios inmuebles diplomáticos de Rusia.
"La escandalosa situación en torno a nuestros inmuebles diplomáticos no ha cambiado. Las autoridades de EEUU se resisten a entrar en razón y abandonar su actuación ilegal, sin precedentes", afirmó Antónov.
Antónov dio por finalizados los preparativos para interponer una demanda judicial en defensa de los intereses de Rusia, a la que calificó de "propietario de buena fe".
"Pronto se darán a conocer las modalidades y los plazos de la demanda", indicó.
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Después de que el Congreso de EEUU aprobó en julio de 2017 un amplio paquete de sanciones contra Rusia, el Ministerio de Exteriores ruso propuso al Departamento de Estado recortar el personal de sus legaciones diplomáticas en el país a 455 personas, acorde a la plantilla que Rusia tiene en territorio estadounidense.
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A finales de agosto pasado, EEUU ordenó el cierre del Consulado General de Rusia en San Francisco y dos oficinas diplomáticas más, una en Nueva York y la otra en Washington, poniendo como fecha límite para desalojarlas el 2 de septiembre.
El Ministerio de Exteriores ruso cumplió la petición de Washington pero la calificó de acto hostil y violación del derecho internacional.
Relaciones comerciales
El embajador ruso en Washington dijo que Moscú no piensa "castigar" a las empresas estadounidenses por las discrepancias políticas entre las dos partes.
Antónov señaló que "la vida no se limita a las sanciones", y aunque no haya contactos oficiales "hay una demanda creciente por parte de hombres de negocios para intensificar los vínculos".
"Empresarios estadounidenses, muchos de los cuales llevan tiempo trabajando en Rusia, quieren preservar una relación normal y regularmente dicen que no piensan en una retirada", declaró el diplomático.
"No entra en nuestros planes castigar a empresarios por las discrepancias políticas entre gobienos. Nos interesa atraer compañías estadounidenses a proyectos de inversión recíprocamente ventajosos para fomentar nuestras industrias e infraestructuras, producir localmente artículos competitivos que podrían exportarse a terceros países", apuntó Antónov.
Con respecto a nuevas restricciones en relación con Rusia que EEUU podría anunciar a finales de este mes, el diplomático dijo: "Seguimos de cerca la situación. Ahora todo depende de lo que decida la administración (de Trump), de que entienda que el futuro deterioro de las relaciones ruso-estadounidenses tampoco está en el interés de EEUU".
"Quisiera subrayar que no dejaremos sin respuesta acciones inamistosas", advirtió.
Desde marzo de 2014, EEUU, la Unión Europea y algunos de sus aliados pusieron en marcha sanciones individuales y sectoriales contra Rusia por su actuación en la crisis de Ucrania y lo que califican de "anexión ilegal" de Crimea.
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Rusia sostiene que no es parte del conflicto en Ucrania y que las sanciones son contraproducentes pero mantiene en respuesta, desde agosto de 2014, el embargo a algunas importaciones agroalimentarias de EEUU, la UE, Australia, Canadá y Noruega.
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A principios de agosto pasado, el presidente Donald Trump firmó una ley aprobada por amplia mayoría en el Congreso que amplía sanciones contra Rusia, Corea del Norte e Irán, aunque calificó de "defectuosas" esas medidas.
También autoriza al presidente de EEUU a imponer restricciones a personas y empresas que hagan una inversión, vendan, alquilen o proporcionen a Rusia servicios, tecnología, información o apoyo para la construcción de gasoductos y oleoductos destinados a la exportación en proyectos con un valor de mercado equivalente o superior a un millón de dólares, o que cubran un período de 12 meses y tengan un valor agregado de cinco millones de dólares o más.
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De esta manera, la normativa estadounidense deja la puerta abierta a las sanciones contra las compañías europeas por colaborar con Moscú en el sector energético, en concreto en el proyecto Nord Stream 2 que prevé el tendido de dos tuberías de gas con capacidad para 55.000 millones de metros cúbicos anuales desde la costa rusa hasta Alemania por el fondo del mar Báltico.