"Es lógico que se convierta en una importante estratégica base naval extranjera de la flota turca en los próximos 3-5 años", comenta Evgueni Damántsev, columnista del portal Voennoe Obozrenie.
Por ejemplo, un intento de solucionar de manera militar el problema kurdo en la parte norte de Siria puede provocar una respuesta de Washington extremadamente desagradable para Turquía, expresada no solo en el suministro de armas pequeñas y antitanque de producción estadounidense a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), sino también en un apoyo militar directo a las Unidades de Protección Popular (YPG) a través de ataques masivos con misiles contra las fuerzas proturcas.
"En este caso, la infraestructura naval en el Suakin sudanés se convierte en una excelente base para proteger la zona contra un ataque de grupos de portaviones de la Marina de Guerra de EEUU que entren en el Mediterráneo desde el mar Arábigo a través del canal de Suez", observa el autor.
La segunda razón para construir una infraestructura naval en Sudán es una necesidad urgente de Turquía de una base de transbordo y punto logístico a medio camino entre las costas de Turquía y el Golfo Pérsico, opina Evgueni Damántsev.
Según el analista, Ankara debe seguir de cerca la situación en torno al conflicto de Catar con los principales actores en la coalición árabe, agudizada en junio de 2017.
Tema: La crisis en el golfo Pérsico tras el bloqueo de Catar
La clave aquí es que Catar es considerado hoy por Turquía como proveedor adicional del gas natural licuado en caso de que la importación de otros proveedores como EEUU sea imposible, subraya el autor.
El periodista observa que "una posición turca extremadamente dura con respecto a las actividades destructivas del Pentágono en la región se manifiesta en casi cualquier situación conveniente". Por ejemplo, en las declaraciones del Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía en relación con las protestas contra el Gobierno de Irán, que comenzó el 28 de diciembre de 2017, hay un interés de una pronta "resolución de la situación para evitar la interferencia externa en las protestas", señala. "Se hizo una alusión a una participación directa en el derramamiento de sangre por parte de los servicios de inteligencia de EEUU, Israel, y tal vez Arabia Saudí".
"Es natural que en esta situación político-militar Turquía necesite una base naval en el mar Rojo" que podría reducir a cero la eficiencia de la Marina de Guerra de EEUU si además se acepta la propuesta de Sudán de colocar una base rusa, teniendo en cuenta, a su vez, la presencia de la base china en Yibuti, concluye el autor.
