"Los presidentes coincidieron en que las demostraciones masivas en Irán fueron una señal de que el régimen iraní fracasó en atender las necesidades de su pueblo, desviando la riqueza del país a la financiación del terrorismo y las milicias en el extranjero", dice el comunicado.
A partir del 28 de diciembre pasado en varias grandes ciudades iraníes, como Teherán, Mashhad, Isfahán y Rasht, se desarrollan multitudinarias manifestaciones antigubernamentales que, según medios locales, se saldaron con al menos 20 muertos.
Las autoridades iraníes aseguran que controlan la situación en el país.
Según el Gobierno de Irán, las protestas fueron causadas por los problemas internos del país y por la influencia extranjera, en particular por parte de Estados Unidos.
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Por su parte, el embajador de Francia ante la ONU, Francois Delattre, discrepó con esta evaluación de los hechos al apuntar que las protestas en Irán no son tan preocupantes y advirtió contra intentos de "manipular" la crisis iraní desde el extranjero.
A la vez el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, acusó a Estados Unidos de abusar de este organismo internacional y socavar su autoridad al convocar una reunión de emergencia dedicada a problemas internos de un país.