Una nueva configuración en Oriente Medio, el declive de la influencia mundial de EEUU y la crisis en la UE: esos son tres temas sobre las cuales se enfoca el experto.
Siria: la victoria que reformó la región
"La victoria militar lograda en Siria, junto con la gradual estructuración del trio ruso-iraní-turco, lleva a una nueva configuración en Oriente Medio", afirma Íshenko.
Muchos de estos países padecen sus propios problemas de estabilidad interna, y ven en Rusia un socio eficaz y capaz de ayudar en este ámbito, y por consecuente ven así a su aliado, China.
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Israel, sin embargo, todavía "tiene exigencias excesivas" a la hora de negociar con Rusia, opina el politólogo, y "Tel Aviv debe limitar sus ambiciones y entender la necesidad de acuerdos multilaterales" para que las negociaciones avancen.
EEUU: presión y contrapresión por todos los lados
EEUU se ha empantanado a solas en Afganistán "sin ninguna perspectiva". Toda la región restante se incorporó a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que sirve como un centro económico, infraestructural, político y hasta militar para la iniciativa ruso-china de una Eurasia unida.
Además, la caída de la influencia estadounidense en Oriente Medio se vio repetida en el Sureste Asiático. Pekín, junto con Moscú, no permitió que EEUU se desarrugara con Corea del Norte.
Por eso, una gran parte de los países de la región, considerados como potenciales socios o clientes de EEUU —Vietnam, Filipinas, Indonesia, etc.— reevaluaron sus posturas e intensificaron sus contactos con China.
"Resulta que todos los proyectos comerciales y políticos ruso-chinos ahora están dotados con toda la infraestructura necesaria, quizás hasta excesivamente", resume el autor.
Europa: una división interna y externa
La Unión Europea padece de "una crisis crónica", acentuada por el deseo de Francia y Alemania de deshacerse de la custodia por parte de EEUU, incluida la influencia sobre los países del Este de Europa tradicionalmente patrocinados por los norteamericanos.
Por otro lado, la UE todavía no ha acordado un modelo de integración más estrecha —vista como un posible remedio contra las crisis internas—. Uno de los conceptos discutidos, el de Estados Unidos de Europa, traza una línea divisoria entre los miembros ricos y pobres, así como entre la Europa Occidental y Oriental, y sin EEUU como intermediario tradicional en esta disputa, la UE deberá tratar estos desafíos por su propia cuenta.
"A pesar de todas las declaraciones sobre la solidaridad europea, la independencia energética de la UE o el apoyo a 'la Ucrania que sufre', Alemania fue implacable en promover el proyecto de gasoducto Nord Stream 2", da un ejemplo Íshenko.
Ucrania: la última barrera para la unificación de Eurasia
La crisis ucraniana hoy en día es de hecho "el último obstáculo para la cooperación entre Rusia y el núcleo franco-alemán de la UE".
Al mismo tiempo, EEUU no muestra una buena voluntad a la hora de arreglar el conflicto ucraniano, así que "es muy posible un acuerdo ruso-franco-alemán sobre los asuntos europeos, entre ellos la crisis en Ucrania".
"Al superar 'la barrera ucraniana' y ponerse de acuerdo con Francia y Alemania como países clave de la UE, Rusia finalizaría la unificación económico-comercial de Eurasia. Esto parece el tema político más importante para Moscú en 2018", concluye el politólogo.
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