Por un lado, Al Fatah, el partido del presidente Mahmud Abás, insiste en negociar primero el empoderamiento del gobierno de reconciliación, y solo una vez conseguido ese objetivo, abrir otras discusiones.
Enfrente está Hamás, que requiere una negociación paralela en distintas mesas, incluida la mesa sobre la reforma de la OLP, la mesa sobre la formación de un nuevo gobierno que incluya a las distintas facciones o la preparación de elecciones presidenciales y legislativas.
Al Fatah rechaza este planteamiento y eso suscita resentimientos y disgusto entre las otras facciones que creen que Al Fatah solo está interesada en hacerse con el poder sin ofrecer nada a cambio.
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Hussein Sheij, uno de los delegados de Al Fatah en El Cairo, declaró que "mientras no se cierre la mesa del empoderamiento del gobierno, no se pasará a otras mesas". "No queremos pasar de una casilla a otra mientras no se cierre la primera casilla", advirtió Sheij.
Sheij recordó que la primera mesa, la del empoderamiento del gobierno, contiene varios temas entre los que el más destacado es el de la seguridad.
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La cuestión de la seguridad será muy difícil de resolver puesto que Al Fatah quiere que Hamás y las restantes milicias que durante diez años han gobernado en la Franja de Gaza disuelvan la policía actual y dejen paso a la policía de la Autoridad Palestina.
Este planteamiento suscita aún más desconfianza entre Hamás y el resto de las facciones.