"Creemos que el Gobierno cubano podía detener los ataques a nuestros diplomáticos", dijo Kelly a periodistas.
Hasta 22 diplomáticos estadounidenses destacados en La Habana se vieron afectados en su salud desde el año pasado a raíz de misteriosos incidentes sonoros, cuya fuente y responsables no han podido ser identificados aún ni por EEUU ni por Cuba.
El incidente, que fue hecho público en agosto por una fuente del Departamento de Estado, ya provocó una crisis entre los dos países.
El 29 de septiembre, el Departamento de Estado ordenó repatriar a más de la mitad de su personal en La Habana y a los familiares y lanzó una advertencia de viajes para los connacionales que planificaran visitar Cuba.
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La semana pasada Washington dispuso la expulsión de 15 funcionarios cubanos, citando como causas la incapacidad de La Habana para proteger al personal diplomático extranjero y la necesidad de equilibrar el peso de las respectivas misiones diplomáticas.
El Gobierno de Cuba respondió con una protesta enérgica, asegurando que estas medidas solo persiguen un fin político y corren riesgo de deteriorar las relaciones entre los dos países.