"La conversación fue firme y franca y reflejó la profunda preocupación de EEUU por la seguridad y salud de su personal diplomático", dijo la portavoz del Departamento de Estado una vez concluida la reunión en Washington.
Según ese texto, Rodríguez reiteró a Tillerson "que el Gobierno cubano no ha perpetrado nunca ni perpetrará ataques de ninguna naturaleza contra diplomáticos (…) y tampoco ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros para este propósito".
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El canciller también aclaró que "los resultados preliminares obtenidos por las autoridades cubanas en su investigación, que ha tenido en cuenta datos aportados por las autoridades de EE.UU" no arrojan por el momento "evidencias de las causas y el origen de las afecciones de salud reportadas por los diplomáticos estadounidenses".
Las autoridades estadounidenses han reiterado que estudian la posibilidad de cerrar la embajada en Cuba si no logran esclarecer y poner fin a este supuesto ataque sonoro.
El ministro cubano aseguró que el asunto se ha abordado con "seriedad, celeridad y profesionalismo" por "indicación del más alto nivel del Gobierno cubano" que al mismo tiempo inició "investigación prioritaria desde el mismo momento en que se les informaron los hechos y se adoptaron medidas adicionales de protección de los diplomáticos estadounidenses y sus familiares".
El canciller también calificó de "injustificada" la decisión de Washington de expulsar a dos diplomáticos cubanos a raíz de este incidente.
Otras medidas que podría adoptar Washington son la repatriación de más diplomáticos que se hayan visto afectados.
Los síntomas y diagnósticos van desde pérdida de audición y conmoción cerebral a náuseas, dolores de cabeza y zumbidos.