El 19 de julio, la Kneset (Parlamento) de Israel aprobó la declaración "Las tareas para preservar la memoria histórica de la Segunda Guerra Mundial" donde llamó a los países del mundo a condenar la profanación de los monumentos a las víctimas del Holocausto, a los héroes de la Segunda Guerra Mundial y a los soldados del Ejército Rojo de la URSS.
"Agradecemos a los israelíes las evaluaciones históricas correctas de los acontecimientos y su condena a la demolición de los monumentos a los soldados soviéticos", dijo Putin.
Las iniciativas de Rusia y Polonia se enmarcan en el contexto de la controvertida ley de Polonia para demoler los monumentos de la época soviética.
El 17 de julio el presidente de Polonia, Andrzej Duda, aprobó cambiar la ley contra la propaganda del comunismo que prevé la demolición de monumentos soviéticos en el país.
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Los monumentos "no pueden conmemorar a personas, eventos o fechas que simbolicen el comunismo o cualquier otro sistema totalitario", dice el documento que señala la prohibición expresa de su promoción.
Al mismo tiempo la prohibición no afecta a instalaciones que estén escondidas al público y que se encuentren en "un cementerio o cualquier otro lugar donde yazcan muertos" y tampoco las exhibidas públicamente como parte de una actividad artística o relativa a educación, colección e investigación "para fines distintos de la promoción del régimen totalitario", así como las inscritas en el registro de monumentos.