"Mostramos una flexibilidad extraordinaria (…) pero en la práctica diplomática y en los asuntos internacionales en general continúa en vigor el principio de reciprocidad", dijo a los periodistas.
A la vez, el asesor indicó que a lo mejor ese tema no va a ser el principal de la conversación entre los líderes ruso y estadounidense, Vladímir Putin y Donald Trump, que se reunirán por primera vez en la cumbre del G20 el 7-8 de julio en la ciudad alemana de Hamburgo.
A finales de diciembre de 2016, la Administración de Obama anunció el cierre de dos instalaciones en EEUU que diplomáticos rusos supuestamente usaban para espiar.
Se trata de un inmueble en la costa de la bahía de Chesapeake, en Maryland, que el Gobierno soviético compró en 1972, y un complejo en Long Island, cerca de Nueva York, en la costa del océano Atlántico, adquirido por la URSS en 1954.
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En abril pasado, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, al conversar telefónicamente con el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, exigió nuevamente que Washington devuelva la propiedad diplomática rusa en territorio estadounidense, confiscada ilegítimamente por la Administración de Obama.