"Tiene lugar una especie de polarización, cuando queda claro lo que es bueno y lo que es malo, y en esa situación resulta muy importante el rol de los estabilizadores, que pueden surtir un efecto de 'enfriamiento' o de 'estabilización' en la turbulenta situación mundial, las relaciones entre Rusia y China representan precisamente un factor estabilizador", dijo Denísov.
"Si tomamos a China, es la segunda, y en muchos aspectos incluso la primera economía del mundo, de la cual depende en gran medida la coyuntura económica internacional", subrayó Denísov, agregando que en los últimos años Pekín se convirtió además en una fuerza política y militar que ya no se conforma con permanecer a la sombra de los principales sucesos.
Para el diplomático, actualmente China pretende jugar un rol en la arquitectura internacional, y "se trata de un papel, sin duda, positivo".
"Y hay que decirlo de forma directa, eso ejerce un efecto de 'baño frío' en nuestros colegas de esos mismos organismos", resaltó el embajador.