"Ahora que la gente se ha expresado en Puerto Rico, esto es algo que el Congreso tiene que atender", señaló Spicer en declaraciones recogidas por el diario El Nuevo Día.
Pese a que esa fue la opción ganadora con algo más de 500.000 votos, la participación apenas llegó al 23 por ciento.
La oposición puertorriqueña, que había llamado a boicotear la consulta, la calificó de fracaso.
El llamado al boicot de los sectores opositores se produjo después de que el Departamento de Justicia de EEUU obligara al Gobierno de la isla a incluir el estatus actual (estado libre asociado) entre las opciones que figuraban en la papeleta del plebiscito, que originalmente solo contenía dos opciones: estadidad y libre asociación/independencia.
Este ha sido el quinto plebiscito no vinculante que ha celebrado en la isla después de las consultas celebradas en 1967, 1993, 1998 y 2012.
Puerto Rico, que desde 1952 es un estado libre asociado de EEUU, no goza de los mismos derechos y deberes de los demás estados estadounidenses, pero está subordinado a Washington en una variedad de asuntos.
El país está sometido a la cláusula territorial de la Constitución estadounidense que considera a la isla como territorio que pertenece a Estados Unidos, pero que no forma parte de él.
Esto permite al Congreso de Estados Unidos determinar qué porciones de su Carta Magna se aplican a Puerto Rico.