Japón insistirá en que el Consejo de Seguridad de la ONU imponga nuevas sanciones a Pyongyang, pero para conseguirlo Tokio necesita contar con el apoyo de Rusia y de China.
Las sanciones ya impuestas por Tokio a Pyongyang prohíben a los barcos norcoreanos entrar en los puertos japoneses y también están prohibidos todos los tipos de importación y exportación.
En caso de introducirse nuevas sanciones, Pyongyang ya no tendrá más posibilidades para continuar con las importaciones ilegales, como ocurre ahora.
Pyongyang lanzó el 21 de mayo un misil balístico de alcance intermedio que voló unos 500 kilómetros y cayó en el mar a unos 350 kilómetros de la costa coreana, fuera de la zona económica exclusiva de Japón.
Fue la octava prueba de misiles balísticos en lo que va de año, incluyendo dos lanzamientos fallidos en abril.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó desde 2006 seis resoluciones que conminan a Corea del Norte a abandonar el desarrollo de sus programas nuclear y de misiles; las dos últimas, aprobadas en 2016, endurecen en grado considerable las restricciones internacionales contra Pyongyang en materia comercial y bancaria.