Trump recorrió los ocho kilómetros que separan esta localidad de Jerusalén en coche, en una comitiva de 60 vehículos que tuvo que cruzar el muro que Israel levantó en Cisjordania.
Al llegar, Trump fue recibido por Abás y otras autoridades palestinas en la Muqataa de Belén (sede de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en esta ciudad, aunque la sede del Gobierno palestino está en Ramala).
Contrariamente al ambiente en Israel, donde Trump fue recibido ayer con euforia y carteles de bienvenida en la calle, en Palestina no hay fotos de Trump ni mensajes para él y los ciudadanos no esperan "nada" de esta visita, según dijo Lina, una palestina de Belén de 35 años, a Sputnik.
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En el centro de Belén, en la Plaza del Pesebre, junto a la Basílica de la Natividad, donde la tradición dice que nació Jesucristo, una tienda de campaña recuerda la huelga de hambre que los presos palestinos en cárceles israelíes mantienen desde el pasado 17 de abril. Anoche hubo una protesta de un centenar de personas, tras una jornada de huelga general en solidaridad con los presos que se convocó coincidiendo con la visita de Trump.