"Me invitaron a la investidura de (Donald) Trump pero yo dije que no acudiría y que quería viajar a Rusia", afirmó a los medios el líder filipino.
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"Respeto a Trump, es mi amigo y nos gustaría verle aquí en noviembre", puntualizó.
El mandatario filipino insistió en que no tiene nada en contra de Estados Unidos.
"Trump es mi amigo pero nuestra política exterior ha dado un viraje del rumbo prooccidental", apostilló.
Al mismo tiempo el presidente de Filipinas declaró que excluyó a Estados Unidos de su lista de posibles socios.
A la vez comentó que ve oportunidades para nuevas vías de cooperación entre Filipinas y China y otras naciones de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
De acuerdo con el líder filipino, Washington abusó de sus poderes "naturales" en las relaciones con otros Estados.
"Desde finales de los años 60 EEUU comenzó a apoyar a los Estados y al mismo tiempo intervenir en sus asuntos internos, incluso ofreció ayuda a un país a cambio de que legalizara los matrimonios del mismo sexo; no se trata solo de los derechos humanos sino también sobre la promoción de ridículas teorías sobre el modo de vida", expresó el mandatario.
"Le dije a mi ministro de Exteriores que rechazara ese dinero porque la UE, junto con EEUU, prefieren buscar defectos en vez de ayudar a los países, en vez de ayudar amenazan con demandar en la Corte Internacional", comentó.
Duterte saltó a las primeras planas de los medios por su duro lenguaje contra Estados Unidos durante el Gobierno de Barack Obama.
En concreto exigió a Washington que deje de ver a Filipinas como un "perrito faldero".
El mandatario filipino advirtió también a Estados Unidos que podía olvidarse del acuerdo de cooperación militar entre los dos países que le permite tener bases en el archipiélago asiático.
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Más tarde Duterte rebajó el tono de su discurso y admitió que Filipinas no podía romper los nexos con los estadounidenses.