De acuerdo con estas fuentes, en esa época la CIA estaba reclutando a informantes en las "profundidades de la burocracia" de Pekín. Algunos de ellos eran ciudadanos de China que, como se creía en Washington, se sentían decepcionados con el Gobierno de Pekín.
A principios de 2011, el flujo de información de la CIA procedente de Pekín comenzó a menguar, razón por la cual la agencia de inteligencia y el FBI iniciaron una investigación que recibió el nombre en clave de Ratel —tejón de la miel—. Según una fuente de The New York Times, la operación se llevó a cabo en una oficina secreta en el norte de Virginia. Algunos investigadores creían que las autoridades chinas consiguieron descifrar el código que la CIA usaba para comunicarse con sus informantes. Otros sospechaban que había un topo dentro de la propia CIA.
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Con el tiempo, tan solo quedó un sospechoso: un exempleado de la unidad de la CIA encargada de supervisar las actividades en China. Sin embargo, según el medio, todavía no ha sido posible reunir las pruebas suficientes para detenerlo y actualmente vive en otro país asiático.
