"El primer día de un Gobierno laborista garantizaremos inmediatamente que todos los nacionales de la UE residentes en la actualidad en el Reino Unido no verán ningún cambio en su estatus legal como resultado del Brexit", prometió el 'ministro en la sombra' de la salida de la UE, Sir Keir Starmer.
Esta promesa electoral choca con la reticencia de la jefa del Gobierno conservador, Theresa May, a garantizar unilateralmente los derechos de permanencia en Reino Unido antes del arranque del proceso negociador.
El Brexit afecta directamente a más de tres millones de comunitarios asentados en la isla y a los estimados 1.2 millones de británicos que han fijado morada en el resto de los 27 países de la unión.
El portavoz laborista en Brexit sustituirá el "rígido y temerario" enfoque de la dirigente conservadora por un "tono fresco" abierto y receptivo.
Un Ejecutivo laborista enfocará las negociaciones en la "retención de los beneficios del mercado único y la unión de aduanas" y la protección del empleo y los derechos laborales, según afirmó en su intervención.
Entonces la inmensa mayoría de diputados laboristas hizo campaña por la permanencia pero en unos dos tercios de los distritos parlamentarios en poder del partido ganó el Brexit.
Un portavoz de la campaña de May advirtió que el actual equipo de Gobierno "tiene un plan para las negociaciones Brexit y cada voto reforzará la mano" de la primera ministra.
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Los conservadores llevan la delantera en todos los sondeos de intención de voto y algunas proyecciones apuntan a una mayoría absoluta en torno al centenar de diputados.