Debido a esta omisión legal, un sopapo a un niño travieso podía costarle hasta dos años de prisión a un padre, y una multa a un vecino.
La redacción anterior estipuló hasta 360 horas de servicio comunitario, un año de penas correccionales, dos años de restricción o privación de libertad, dos años de trabajos forzados o seis meses de arresto por el maltrato físico respecto a los miembros de la familia.
Según la nueva ley, la violencia contra los familiares puede castigarse con una multa, arresto de hasta 15 días y trabajos forzados por un plazo de entre 60 y 120 días.
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Los cambios se extienden a los golpes dados a un miembro de la familia por primera vez. Si la agresión se repite, se castigará de acuerdo con las directivas penales.