De esta manera, la capacidad de los F-35B de efectuar aterrizaje y despegue verticales —una característica necesaria para la aviación embarcada— fue la razón principal por la cual Washington decidió enviarlos a su aliado en el Pacífico.
"La decisión de desplegar los cazas en Japón parece algo simbólica, destinada a destacar el compromiso de EEUU de garantizar la seguridad de Japón. Además, [la decisión] es claramente la continuación de la política de la Casa Blanca de su giro hacia Asia", subrayó.
No obstante, agregó Baker, Washington no solo intentó demostrar sus buenas relaciones bilaterales con Tokio al desplegar sus cazas en Japón, sino también quería desarrollar su capacidad de llevar a cabo operaciones anfibias en la región.
Lea más: El nuevo caza furtivo de EEUU F-35C "no se adecúa a las realidades de combate de hoy"
Así, Pekín está tratando de establecer un "contrapeso al despliegue de las armas estadounidenses en Japón", por lo cual ya ha lanzado el desarrollo de su propio caza furtivo de la quinta generación, J20.
"Sigue abierta la cuestión de si debemos considerarlo como una carrera de armamentos o una competencia natural entre dos países vecinos […] Pero cada país desarrolla sus fuerzas armadas y las tropas anfibias son de particular interés para ellos", concluyó.