"Las afirmaciones de que el Gobierno ruso 'hackeó' las máquinas de votación de EEUU son absurdas, debido a que no están conectadas a internet", escribe Roberts. Además, el proceso de 'hackeo' implica la proximidad del estafador a la máquina y el uso de un dispositivo manual.
Asimismo, Roberts aborda el tema del 'hackeo' a los correos electrónicos de Hillary Clinton y de 200 páginas que, supuestamente, habían sido llevados a cabo por el Kremlin con el fin de convencer a los electores estadounidenses de votar a favor de Donald Trump.
El analista manifiesta que el portal de filtración WikiLeaks, responsable de divulgar los emails, indicó que estos no habían sido 'hackeados' ni obtenidos por los rusos. El FBI y el director de la Inteligencia Nacional tampoco respaldaron las acusaciones de la CIA contra Moscú.
"¡Miren el volumen de la presunta conspiración —el Kremlin y 200 páginas web—! ¡Seguramente alguien debería haber hablado de eso!", destaca Roberts.
Además, Roberts considera que las acusaciones de la CIA no serán admisibles ante un tribunal.
"¿Quién está detrás de todas esas acusaciones? ¿Habrá alguien dentro de la CIA cometiendo traición contra el presidente electo Trump? ¿Habrá alguien dentro del Congreso cometiendo traición e intentando confundir a los electores con afirmaciones de que fueron rusos y no estadounidenses los que eligieron a Trump?, se pregunta.
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El autor concluye que la sociedad estadounidense está pasando por un proceso de deslegitimación de Donald Trump: "Un extraordinario rechazo a la democracia por parte de elementos del Gobierno y las 'prostitutas mediáticas'".