"Estoy seguro que en las condiciones actuales el valor de Bielorrusia en calidad de factor estabilizador en Europa seguirá aumentando, y eso resulta muy necesario para Europa, que puede utilizar ese factor", aseguró el líder bielorruso.
"Bielorrusia se enfoca cada vez más como un polo de estabilidad en la región (…), nuestro país es el único de los seis participantes de la Asociación Oriental de la Unión que no cuenta con conflictos militares congelados", dijo el mandatario.
Desde el inicio de la crisis ucraniana la capital de Bielorrusia alberga las negociaciones encaminadas a poner fin al conflicto, desde septiembre de 2014 durante los encuentros del Grupo de Contacto en esa urbe se firmaron tres documentos que reglamentan los pasos a seguir para alcanzar la paz en el país vecino.
Fantasma de la guerra fría
"Estoy completamente convencido de que nadie quiere una nueva guerra fría", dijo el líder bielorruso en una reunión con la delegación del Comité Político y de Seguridad (CPS) de la UE que encabeza el belga Walter Stevens.
El presidente remarcó que no busca ponerse del lado de nadie en esta cuestión.
"En su tiempo para distender las relaciones entre el Oeste y el Este fue necesario dar comienzo al proceso de Helsinki que condujo a la creación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE)", recordó.
Lukashenko propuso lanzar el "proceso de Minsk" para mejorar el clima de confianza en Europa.
La capital bielorrusa, explicó, podría albergar las consultas entre los expertos internacionales clave para que intercambien opiniones sobre un mecanismo para normalizar las relaciones.
"Posteriormente se requerirá que los líderes de las principales potencias alcancen un acuerdo sobre el futuro orden mundial", puntualizó.
El mandatario bielorruso apostó también por el inicio de un procedimiento para entender las nuevas normas que rigen las relaciones internacionales basadas en el mundo multipolar y el respeto mutuo de los intereses.
