El actual ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, y el primer ministro Binali Yildirim fueron los primeros en felicitar al candidato del Partido Republicano por su victoria del martes.
"Hubo problemas en las relaciones turco-estadounidenses bajo la administración de Obama, por lo que (Cavusoglu e Yildirim) quizás preparaban el terreno para mejorar los vínculos", dijo Yakis, quien fue también embajador de su país ante las Naciones Unidas, Egipto y Arabia Saudita.
"Hay una impresión generalizada en la opinión pública turca de que Estados Unidos estuvo involucrado, de una forma u otra, en el reciente intento de golpe militar", dijo Yakis.
A pesar de que el Gobierno turco negó oficialmente que Washington estuviera detrás del golpe, "muchos en Turquía todavía creen que varios departamentos de la administración estadounidense pudieron haber desempeñado algún papel", agregó.
En los tumultuosos hechos del 15 de julio murieron más de 240 personas y se estima que 2.000 resultaron heridas.
"Turquía pidió la extradición del señor Fethullah Gulen… EEUU no respondió ni siquiera al pedido turco de arresto preventivo de Gulen para evitar que se fugara a un país con el que Turquía no tiene acuerdos de extradición", dijo Yakis.
En el saludo a Trump, Cavusoglu dijo que deseaba una asociación estratégica más fuerte con Estados Unidos, basada en la confianza mutua, y Yildirim apuntó que el mandatario electo representa la oportunidad de abrir una nueva página en las relaciones bilaterales, si los Estados Unidos extraditan a Gulen.
Al día siguiente, Taha Ozhan, quien encabeza la comisión de asuntos exteriores del parlamento turco, dijo que su país pediría nuevamente a Estados Unidos la extradición del clérigo musulmán.
Sin embargo, Trump se llamó a sí mismo "un fan de los kurdos" en una entrevista con The New York Times en julio y al comentar sobre el fracasado golpe de Estado en Turquía, expresó su esperanza de que el Gobierno turco encuentre una forma de trabajar con la minoría kurda.
La lucha de los kurdos contra el grupo terrorista Daesh (autodenominado Estado Islámico) en Siria se complica por el conflicto con el Gobierno turco.
La administración turca de Recep Tayyip Erdoğan rechaza que el PYD y sus milicias YPG participen de las operaciones contra Daesh, pues las considera extensiones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un grupo armado que busca la independencia de las regiones kurdas de Turquía y que es considerado terrorista por Ankara.
"Turquía se ofreció a cooperar con los Estados Unidos para volver a tomar Raqqa del Daesh, pero Estados Unidos dijo que llevará a cabo esta misión en cooperación con las Fuerzas Democráticas Sirias, donde los principales combatientes vienen del YPG", dijo Yakis.
El exministro estima que todavía no está claro qué política exterior mantendrá Trump, y observa que usualmente los presidentes estadounidenses cumplen alrededor del 70 por ciento de sus promesas de campaña, según análisis estadísticos.
Además, Trump no hizo ninguna declaración específica sobre las futuras relaciones con Turquía, lo que abre aún más la especulación.
"Si persuade a los países de la OTAN de aumentar su participación en el presupuesto, Turquía se verá afectada negativamente de tal decisión", dijo Yakis que agregó que "Trump verá por sí mismo cuáles de sus promesas van más allá de la capacidad y los intereses nacionales de Estados Unidos".
Trump será investido presidente el 20 de enero.