Dentro del país germano, Schäuble tendría más credibilidad que Merkel. Pero su llegada a la Cancillería sería recibida con gran preocupación en París, Londres y otras capitales de Europa y, de hecho, del mundo. Schäuble como canciller podría resultar extremadamente perjudicial para la Unión Europea; y para la zona euro, sería potencialmente devastador.
Con Schäuble al frente de la mayor economía de Europa, la política de gestión macroeconómica en la zona euro llegaría a ser aún más tóxica, con la brecha mental y filosófica entre acreedores del norte y deudores del sur profundizándose drásticamente. Las relaciones políticas entre Berlín, Bruselas y Fráncfort van a agriarse, tal vez llegando al punto de una confrontación abierta.
En las áreas de inmigración y seguridad, Schäuble también ocupa una posición a la derecha de Merkel. Aunque es poco probable que revierta por completo su política hacia los refugiados, la podría endurecer.
En el ámbito de las relaciones exteriores, los puntos de vista de Schäuble sobre Rusia, Siria y Ucrania son simplemente desconocidos. Pero una cosa está clara: mientras los líderes de la UE se preparan para la vida sin los británicos, también deben estar pensando en una Alemania —y una UE- sin Merkel.