A medida que la campaña electoral de Estados Unidos toma velocidad, el candidato republicano a la Presidencia, Donald Trump, es cada vez más criticado por su disposición a dialogar con el Gobierno ruso. Pero Trump no es el único ni el primero en esta iniciativa, dice Bunn Nagara, investigador del Instituto de Estudios Estratégicos e Internacionales de Malasia en su artículo publicado por The Star Online.
Sin embargo, las sanciones impuestas por Moscú después del derribo de su avión Su-24 fueron un duro golpe para el sector turístico y agrícola de Turquía, lo que la obligó a bajar su tono y buscar compromisos políticos con el país eslavo.
La intención de dialogar para buscar soluciones la comparten muchos políticos en Europa. El autor del artículo recordó las visitas que el presidente ruso, Vladímir Putin, realizó a Grecia y Eslovenia, y las visitas reciprocas de los líderes del país heleno, Chipre, Austria y Hungría a la capital rusa.
El analista recuerda, además, el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, que tuvo lugar a principios de junio, al que, a pesar de la fuerte presión, asistieron políticos y dirigentes de grandes compañías de todo el mundo, incluyendo Europa y EEUU. Tal es el caso del primer ministro de Italia, Matteo Renzi, quien expresó la intención de su país de fortalecer los vínculos económicos con Rusia y la esperanza de una mejora de las relaciones entre el país eslavo y la UE. Italia, además, se mostró contraria al último prolongamiento automático de las sanciones antirrusas.
Así, resulta que los acostumbrados métodos de presión como sanciones o muestras de fuerza militar no funcionan contra Rusia. Los trucos diplomáticos y estratagemas políticas han mostrado que pueden ser igual de ineficientes. En el juego de las sanciones, "Rusia va un paso por delante y, una vez más, parece que Putin no será el primero en parpadear", concluye el medio.