Ann Wright, una de las participantes en la visita, estuvo en la península y habló con miembros del Gobierno, empresarios, veteranos de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Afganistán, estudiantes y tártaros de Crimea: todo para entender la realidad de lo que allí sucede, según escribió en un artículo para OpEdNews.
"Algunas de las personas con las que hablé lamentan la pérdida de contacto con EEUU y sus programas, especialmente los de intercambio —explica Wrigh—. Un profesor se queja de lo difícil que es ahora encontrar programas de intercambio para los estudiantes que finalizan el instituto o están en la universidad. Las personas que se gradúan de universidades en Crimea han descubierto que algunas instituciones educativas fuera de Rusia no reconocen sus diplomas o certificados a causa de las sanciones".
La industria del turismo —una de las más importantes de Crimea— se ha visto gravemente dañada por las sanciones. No obstante, el enorme flujo de turistas rusos logró aliviar este golpe, comentó la autora.
Por otro lado, una representante de la región expresó su preocupación por la "reacción negativa de la comunidad internacional ante la decisión del pueblo de Crimea de reunificarse con Rusia" y también por, según ella, "la falta de juicio crítico con respecto al derrocamiento del Gobierno electo de Ucrania".
"Sin el derrocamiento del Gobierno electo de Ucrania nunca hubiera habido un referéndum en Crimea y no se habrá producido la consecuente anexión de la península a Rusia". Entonces, se pregunta la mujer, "¿Por qué la comunidad internacional no se centra en el derrocamiento?".
