"La comunidad internacional aprecia que si se encienden las calles, pueden venir fracturas que no desea y por eso multiplica los llamados al diálogo", dijo a Sputnik Nóvosti Oscar Hernández, profesor de estudios internacionales en las universidades Central de Venezuela y Jorge Lozano de Bogotá.
Venezuela "es una olla de presión que puede estallar en cualquier momento, existe temor porque el conflicto se agrave y no hay aún condiciones para una salida dialogada", advirtió por su parte a esta agencia Juan Contreras, presidente del Colegio de Internacionalistas del país.
En la base del conflicto está la situación económica –recesión, inflación récord y escasez de bienes esenciales- y la efervescencia social, subrayada porque la falta de alimentos provocó este año centenares de protestas y decenas de saqueos a transportes o comercios, según el no-gubernamental Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
La oposición venezolana promueve un referendo para revocar el mandato del presidente izquierdista Nicolás Maduro, al que responsabiliza de la crisis.
Por su parte, el Gobierno de Maduro atribuye la delicada situación en gran medida a una "guerra económica" lanzada en su contra por sectores adversos y empresarios a los que acusa de acaparar mercaderías y especular con los precios.
La oposición está animada por el triunfo en las elecciones parlamentarias de diciembre que le dieron mayoría en la Asamblea Nacional legislativa, y se confronta con el Ejecutivo, al que respaldan los demás poderes del Estado.
En procura de abrir una puerta al diálogo, la semana pasada se reunieron con actores confrontados los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana).
Los gobiernos de Colombia y Panamá saludaron la iniciativa, y desde España lo hicieron el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, los líderes de izquierda Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y el liberal Albert Rivera viajaba este lunes a Caracas para promover el diálogo.
Manifestaciones similares hicieron responsables de asuntos exteriores de Francia y la Unión Europea.
Las cancillerías de Argentina, Chile y Uruguay hicieron "un urgente llamado a un efectivo diálogo político" ante la "grave polarización que vive la hermana Venezuela".
El papa Francisco, que había llamado al diálogo en Caracas el pasado abril, reiteró esta semana su preocupación por la situación política, económica y social de Venezuela, Brasil, Bolivia y Argentina, en un mensaje a la Conferencia Episcopal Latinoamericana.
El secretario del Vaticano para las relaciones con los Estados, Paul Gallagher, era esperado este fin de mes en Venezuela, en lo que se interpretó como una mediación, pero canceló su viaje "por motivos que no dependen de la Santa Sede", según informó la conferencia de obispos venezolanos.
También Estados Unidos "se une a los países de la región para llamar a un diálogo productivo entre todas las ramas del Gobierno de Venezuela", dijo en un comunicado el Departamento de Estado (cancillería) la semana pasada, como "una forma de garantizar respeto a la voluntad del pueblo, la separación de poderes y el proceso democrático".
Según Hernández, "la comunidad internacional ahora hace lecturas inmediatas de la confrontación entre el Parlamento de un lado y el Gobierno y el Tribunal Supremo del otro, entiende pedidos como el de un referendo revocatorio y por eso llama al diálogo".
La Carta Democrática
Una nota vistosa ha sido la confrontación entre el Gobierno de Maduro y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro.
Maduro llamó al funcionario, formado en la izquierda uruguaya, "traidor" y "agente de la CIA", la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, a lo que Almagro replicó que, coartando salidas políticas, el mandatario venezolano sería un "dictadorzuelo".
El telón de fondo es la posibilidad de que se invoque frente a Venezuela la Carta Democrática Interamericana de 2001 para forzar negociaciones entre los contrarios.
Luis Florido, el opositor que preside la Comisión de Relaciones Internacionales del parlamento venezolano, solicitó formalmente a Almagro que actúe para aplicar la Carta Democrática a Venezuela, que comenzaría con una gestión de buenos oficios.
Roy Daza, dirigente del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela, dijo a Sputnik Nóvosti que "la Carta Democrática debe aplicarse a solicitud de los Estados, cuando se produce la ruptura del orden constitucional, y eso no ha ocurrido".
Para imponer la Carta Democrática a Venezuela se necesitarían los votos de 18 de los 34 gobiernos que hacen parta de la OEA.
