"Rusia y Turquía siempre han sido vecinas y siguen siendo importantes Estados de la región, que se necesitan mutuamente", dijo Davutoglu a la cadena de televisión Al Jazeera Turk.
Al subrayar que el derribo del avión "no fue un acto apuntado contra Rusia", el primer ministro dijo confiar en que las relaciones entre ambos países se normalicen.
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A la pregunta de un periodista de si es probable que Rusia se pronuncie en contra de la entrada de tropas turcas en Siria y empiece a bombardearlas desde aire, Davutoglu respondió negativamente.
"Estas tierras no son de Rusia (…), se trata de una amenaza a nuestra seguridad nacional, para garantizarla tomaremos todas las medidas imprescindibles, no es Rusia sino Turquía la que afronta aquí una amenaza proveniente de Daesh (autodenominado Estado Islámico, proscrito en muchos países, incluida Rusia)", agregó.
Tras el derribo de la aeronave, calificado por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, como una "puñalada por la espalda", Moscú impuso restricciones económicas a Turquía en los ámbitos de comercio, educación, turismo y empleo.