“En sus relaciones con Afganistán Rusia debe tener una posición de no intervención militar y estar dispuesta a colaborar y mantener el contacto tanto con los líderes de Kabul, como con varios grupos étnicos y regionales”, declaró Makarov.
El militar cree que la parte rusa debe hacer un trabajo civil en Afganistán, porque Rusia tiene posibilidades de invertir el dinero en la región, apoyar el restablecimiento de unos objetivos sociales y económicos importantes construidos anteriormente con asistencia de la URSS.
Añadió que Rusia, por otra parte, es capaz de promover el desarrollo científico y técnico en el país islámico.
“Actualmente el Gobierno ruso presta ayuda humanitaria a Afganistán tras la condonación de la deuda de 12.000 millones de dólares”, aclaró Makarov.
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La comunidad internacional no debe imponer sus políticas a Afganistán y “brindar a los afganos la posibilidad de regir su propio destino”, resumió Makarov.