"Las propuestas enviadas por los acreedores no son realistas", dijo Tsipras, "El Gobierno de Grecia no puede aceptar propuestas absurdas", continuó en su discurso durante una sesión extraordinaria en el Parlamento heleno.
Asimismo, el primer ministro subrayó que es necesario disminuir la carga de la deuda y los superávits exigidos, sin por eso eliminar la protección a los pensionistas.
Tsipras hizo hincapié en que la decisión de Grecia de agrupar los pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI) es señal de que el Gobierno griego "no busca la ruptura".
Las reacciones de la oposición no se hicieron esperar. El exprimer ministro griego y líder del partido Nueva Democracia, Antonis Samarás no se midió en expresar su descontento.
"Usted (a Tsipras) ha ridiculizado y aislado al país", dijo Samarás.
El parlamentario del partido Syriza, Stefanos Samoilis, cree que la obstinación por las medidas de austeridad de los países europeos se debe a convicciones ideológicas.
"La propuesta (que el Gobierno envió a los acreedores) fue ignorada. Ellos insisten en que debemos continuar nuestra política de austeridad, que agravará los problemas de la economía griega y empeorará la crisis", dijo Samoilis a Sputnik.
Aunque la salida de la eurozona no satisface los intereses de los acreedores, continuó, "no quieren reconocer lo contraproducente y dañino que resulta la estrategia de apretarse el cinturón". "Entiendo los motivos ideológicos que tienen los gobiernos europeos derechistas de rechazar reformas radicales en Europa, pero creo que pueden cambiar su posición", zanjó.
El actual Gobierno de coalición griego, dominado por el partido de izquierda Syriza, fue elegido bajo la promesa de terminar con las impopulares medidas de austeridad. Atenas ha usado los fondos dados por acreedores internacionales en 2010, tras lo cual los gobiernos anteriores impusieron una serie de medidas de austeridad que han contribuido al ya 25% de contracción de la economía griega y un notable aumento en el desempleo y niveles de pobreza.
En los últimos meses Grecia ha dependido de sus propios recursos para pagar sus deudas. Sin los 7.200 millones de euros restantes del fondo de rescate, existen muchas dudas de que Grecia pueda pagar sus deudas al FMI para finales de este mes.