En el primer incidente, los radicales atacaron siete puestos de control en la provincia occidental de Farah.
Otros dos incidentes ocurrieron en la provincia meridional de Zabul, donde ocho policías, incluido un jefe distrital, murieron durante los enfrentamientos con los insurgentes.
Los talibanes también sufrieron bajas pero su número no se especifica.
Afganistán vive una situación de inestabilidad política, social y de seguridad a raíz de los ataques que lanza el movimiento Talibán pese a la fuerte presencia militar de EEUU y otros países de su órbita.
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Desde 2015 en el país también actúan facciones del grupo terrorista ISIS (autodenominado Estado Islámico), prohibido en varias naciones, incluida Rusia.