Las dimensiones del proyecto son descomunales. El Gobierno chino está enfrascado en las pruebas de una tecnología que ha sido diseñada por una agencia aeroespacial del Estado, la China Aerospace Science and Technology Corporation.
El plan es instalar decenas de miles de cámaras de combustión en las montañas del Tíbet, al suroeste del país, en crestas empinadas de cara al sur. Las cámaras quemarán combustible sólido que generará yoduro de plata, un compuesto químico que, empujado por las corrientes de aire de los vientos monzones provenientes del sur, ascenderá hasta las nubes y obrará el milagro.
China will create its own rain clouds for #water! #Tibet #solidfuel #silveriodide #cloudseeding https://t.co/dm7EU1UwCb pic.twitter.com/50wasVkfef
— Nemy Banthia (@nbanthia) 6 апреля 2018 г.
"Ya se han instalado en las montañas del Tíbet y en Xinjiang más de 500 cámaras de combustión como parte de la fase experimental. Los datos que hemos podido recabar son muy prometedores", explica al China Morning Post uno de los investigadores del proyecto.
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Si bien no es la primera vez que se utiliza yoduro de plata para 'sembrar' nubes —sobre todo lanzándolo desde aviones, un método más caro-, sí lo es que se haga a tal escala. La meseta del Tíbet es de vital importancia para que el gigante asiático se abastezca de agua. De sus glaciares y embalses se nutren también varios ríos importantes que pasan por China, la India y Nepal.
A pesar de lo relevante que resulta el proyecto, no es la primera vez que el Gobierno pone algo semejante en marcha. En 2008, China lanzó más de 1.100 cohetes al cielo en Pekín cargados de yoduro de plata justo antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos. El objetivo entonces fue dispersar las nubes y que no lloviera durante el evento. Los planes de China para controlar la meteorología forman parte de uno mayor con la vista puesta en 2020.