El acuerdo fue negociado por Netanyahu a varias bandas y permite salvar la cara a los representantes de los partidos ultraortodoxos y de la derecha que se enfrentaban por un proyecto de ley sobre el alistamiento en el ejército de reclutas religiosos.
Netanyahu permitirá que una ministra del partido de Lieberman, Israel es Nuestra Casa, vote contra el proyecto de ley y no la cesará del gobierno, como debiera ser, sino que hará una excepción por una vez para que el gobierno no se caiga.
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El proyecto de ley sobre el alistamiento de los estudiantes religiosos se votará por primera vez y saldrá aprobado en la Kneset, pero no se votará por segunda y tercera vez, como es preceptivo, hasta que se haya modificado en una negociación con el ministerio de Defensa.
Los partidos religiosos habían dicho que votarían contra los presupuestos si no se eximía a los estudiantes religiosos del servicio militar.
Esta rocambolesca combinación permitirá a Netanyahu mantenerse en la jefatura del gobierno. La actual legislatura no expira hasta finales de 2019.